lunes, 15 de marzo de 2021

FATIGA PANDÉMICA Y HARTAZGO GENERALIZADO

 Hoy se cumple un año desde que estallo la pandemia, y hace un año que arrastramos y sufrimos esta pesadilla, viviendo en la incertidumbre diaria de si me contagiaré o no, de cuando podré salir a donde yo quiera, y empezamos a estar cansados y agotados.

Hartos de tanto cierre perimetral, de tantas restricciones severas, de cuarentenas, de la falta de contacto con nuestros seres queridos, del toque de queda, incluso hartos de llevar la mascarilla y de escuchar a diario la muerte de miles de personas, y ya nos está provocando un stress crónico que nos hace estar hartos del puñetero coronavirus, cuyos efectos genera un proceso de agotamiento y stress psicológico, que ya afecta a nuestra concentración, nuestra atención, nuestro sueño y nuestra memoria, incluso con sentimientos de hastío, apatía, de enfado y o agresividad. Yo sinceramente estoy muy harto.

Nuestra fortaleza física y mental para afrontar las restricciones y efectos del coronavirus, esta comenzando a agotarse en millones de personas que necesitan salir, desplazarse, sentirse libres, donde millones de ellos no solo sufren los efectos psicológicos, sino también los económicos y sociales preocupados por su futuro y frustrados, ante unos gobernantes que no les ofrecen confianza ni les dan esperanza a sus problemas, donde los negocios no se abren y las vacunas van a paso de tortuga.

Nadie aguantará ya otro confinamiento y el cierre perimetral ya no será un propósito personal de autoconfinamiento, todo el que pueda se lo saltará. Porque sinceramente, ya estamos muy hartos, sobre todo los jóvenes, pero que este hartazgo se ha generalizado ya en todas las edades y generaciones

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