El virus ha venido para quedarse.
La situación esta mal, pero empeorará. La cuestión es como podemos doblegarlo y que cause el menor daño posible, tanto a la salud como a la economía, porque desengáñense ustedes, si las alegrías de verano trajeron la segunda ola, las alegrías de la navidad pueden traer la tercera. Y pedir un confinamiento total después de el ejemplo bochornoso y obsceno que han dado los políticos en el botellón de lujo de Pedro. J. Ramírez celebrado en el Gran Casino de Madrid, poca eficacia va a tener. Las medidas actuales son mediocres y no sirven, y solo serán una pérdida de tiempo, como lo demuestran en Francia.
Díganme de que sirve que se prohíba la circulación de personas de 23 a 6 de la mañana y a partir de las 6 vayan los metros y autobuses abarrotados. Es absurdo. Pero ¿Quién está dispuesto a cumplir un confinamiento rígido, cuando vemos que la élite política y social de este país no lo hace?.
Panorama difícil el que se presenta, porque el virus de la pandemia, se ha convertido en el virus del enojo y la indignación, porque hablar de eficacia, como ha hecho Illa en el Congreso, con mas de 60.000 muertos y 2 millones probables de contagios, no deja de ser una burla a todos los españoles, y mientras los políticos no asuman su responsabilidad, esto va a empeorar.
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