jueves, 9 de octubre de 2014

LA ÍNDOLE TRÁGICA DE LA ÉTICA

NOCHE DE CRISTALES ROTOS EN EL CIBERESPACIO

Hace tiempo ya, ocurrió un episodio parecido, en un desafortunado incidente en las redes sociales, mas casual que intencionado, en relación con una señorita (estudiante en Salamanca), en el que  de forma pasional y vehemente se cruzaron palabras y mensajes impropios de seres civilizados, donde  la euforia, la falta de educación y civismo y como no, la inquina, el resquemor, envidia y la maldad, estuvieron a punto de provocar enfrentamientos, que al final fueron evitados por los pelos.

Hoy ha vuelto a resurgir  ese cruce de palabras cargadas de amenazas y violencia, palabras donde a modo de venganza gitana, sale a relucir  un proceder que de forma solapada esconde, cuchillos, pistolas y navajas.

Y es que el antagonismo que surge de los planteamientos radicales, siempre conduce a comportamientos que rayan el límite de lo cívico y democrático, muy frágiles, y con tintes dramáticos, cuando no trágicos.
Viene esta reflexión a raíz  de ciertos acontecimientos surgidos en la red, acontecimientos que han estado a punto de colocar en el abismo a personas que llevándose siempre bien, han rozado la tragedia.

Ese escenario, teatro  del cotilleo, enfangado en una idiosincrasia, donde los cuentos, los infundios, las habladurías, y las murmuraciones,  son el  quehacer de cada día (de un grupillo determinado y ya identificado), muchas veces, producto de la mala fe, el resentimiento, el rencor, la envidia, y el odio a la inteligencia, muestra la intolerancia, de un grupo de personajes que se confabuló en torno a esta señorita, generando un agravio que todavía no se ha reparado a pesar de mi buena voluntad por restablecer las buenas relaciones y el clima de entendimiento, por lo que no puedo mas que mostrar estupor, asombro y desconcierto, máxime cuando las personas que rodean a este grupillo, se han solidarizado con las mismas en aras, (lamentablemente) de los infundios, cuentos, habladurías y murmuraciones que en muchas ocasiones han rayado la calumnia y la injuria.

Pero sí, hubo una responsable, la que estaba obligada a frenar y sujetar las bridas de los caballos que ella manejaba a su antojo y que por negligencia, complacencia y vanidad, dejó que se desbocaran. A ella culpo 

Y es de lamentar que precisamente el origen de esta idiosincrasia haya partido de gente muy bien formada(Universitarios la mayoría), que han demostrado ser unos genios muy borricos.

Es cierto que hay normas que no se deben transgredir, si nos atenemos a lo que se cuenta, pero esto no debe ser óbice para solventar violentamente el antagonismo surgido. Nadie debe resignarse a ser víctima, pero si para ello tiene que transgredir las más elementales normas de civismo, respeto y educación, nos abocaremos a un enfrentamiento seguro, de consecuencias imprevisibles.

La defensa ante una agresión sufrida, ya sea física o en las redes sociales es justa, pero siempre realizada bajo unas normas de ética, información y autenticidad y nadie, digo nadie, debe juzgar sin conocimiento de causa y mucho menos tomarse la justicia por su mano, con amenazas o hechos violentos, o nos habituaremos al horror de las tragedias griegas.

Es cierto en que hay veces en que los valores y normas cívicas no pueden respetarse del todo, cuando se trata de impedir un daño o mal, realizando acciones de intimidación ó castigo; lo malo de esto es que convirtamos nuestra acción en un método que se encuadre en unos parámetros humanos ya hace tiempo superados por la evolución, porque habremos regresado a una condición acorde con aquella sociedad de las cavernas donde todo acto de violencia estaba justificado.

Y no tengo mas remedio que oponerme a esa dialéctica con tintes violentos que  nos conduce de nuevo a la selva, alejándonos del mundo civilizado al que tanto nos ha costado llegar, hasta el punto de perder toda humanidad, para convertirnos en fieras.

Las guerras solo han provocado daños y males que solo se evitan con el diálogo, el entendimiento y la paz. Empezar un diálogo, con insultos, amenazas y violencias, no traerá ninguna solución buena, sino angustia, sufrimiento, pesar y tragedia. La esencia de un comportamiento cívico y ejemplar, es afrontar los problemas, con unas determinadas reglas, asentadas en la ética, la autenticidad y las buenas formas.

Siempre por supuesto con una gran dosis de reflexión, respeto, moderación, humanidad y templanza, sin duda la mejor fórmula para evitar que comportamientos viscerales, se conviertan en sucesos dramáticos, que todos podríamos lamentar

"ES NUESTRA RESPONSABILIDAD IMPEDIR QUE LA NOCHE DE CRISTALES ROTOS, SE TRANSFORME EN LA NOCHE DE CUCHILLOS LARGOS"

* Este espacio de hoy va dirigido a aquel grupillo que se enfango en el lodazal de las habladurías maliciosas y  malintencionadas, convirtiendo las mismas en  infundios, e insultos, que rayaron en el límite de la difamación la calumnias y la injuria.


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