MAS JUSTICIA, MAS SOLIDARIDAD, MAS
HUMANIDAD
La crisis tiene su rostro más humano y
doloroso en los cada vez más numerosos desalojos forzosos de viviendas de
familias que no pueden hacer frente a la hipoteca, con la dificultad añadida de
que no es posible la dación en pago.
Esta crisis económica, que ha provocado oleadas de despidos, casi 6 millones suman los parados, generando el drama de estas familias, una vez
acabados sus recursos, que se hace mayor, y desesperada, cuando son desahuciados de su vivienda por impago de alquiler o hipoteca, no teniendo mas remedio que refugiarse, los que tienen
suerte, en casa de sus padres o familiares, o retornar a sus lugares de origen
en los marginados y humildes pueblos.
Veinte desahucios al día, ejecutados por
las deudas hipotecarias de los bancos, son demasiado, todo ello con grandes
dispositivos policiales, para ver que al cabo del día, 20 familias mas se han
quedado sin casa, en la calle. Es la cara más dramática, más cruel y descarnada
pero a la vez real de la crisis económica, porque a la pérdida de la vivienda,
se añade un calvario nuevo, el de soportar una existencia sin un lugar donde
acoger a los mayores y a los niños.
Este drama que hoy viven miles de
familias españolas, no puede continuar. La crisis económica y el paro hacen que
sea muy difícil llegar a fin de mes y prácticamente imposible pagar la hipoteca
o el alquiler. No puede continuar la indiferencia de los partidos
políticos e instituciones ante este drama.
En 3 años se han ejecutado 550.000
ejecuciones hipotecarias y siguen aumentando a un ritmo del 16% anual, mientras
el stock anual de casas sin vender ha llegado a las 920.000 y cerca de
4.000.000 de viviendas de segunda mano permanecen vacías.
Más que nunca es urgente que se creen
organismos de mediación para evitar que se siga produciendo una situación tan
penosa y que esta adquiriendo unas dimensiones escalofriantes, que se agrava
cuando una vez producido el desahucio de la vivienda, el que fuera
propietario debe seguir pagando las letras del crédito, produciendo una
vulnerabilidad y un carga, imposible de soportar.
No, las cosas no pueden seguir así, o
regresaremos al los años de la hambruna, la exclusión social y la marginación,
a una sociedad injusta e insolidaria, donde la avaricia y ambición sin límites
de los bancos socorridos por el estado no tiene límite, ni piedad, ni
compasión, ni humanidad alguna, y que en muchos casos, arropados por la ley no
distinguen si es invierno, si hay niños, si es la vivienda habitual o si el
desahuciado tiene alternativas.
Ayer me comentaba un buen amigo que de
seguir así las cosas, muchas personas tendrían que retornar a sus lugares de
origen, a sus humildes aldeas y pueblos, donde la vida es mas soportable
económicamente hablando y por lo menos donde se tiene una vivienda donde
cobijarse.
El primer paso es exigir al gobierno un
cambio de ley para regular que cuando el banco se quede la vivienda, quede
zanjado el pago del crédito, luego habrá que tomar medidas para darle un uso
efectivo por lo menos para las familias desahuciadas, al inmenso parque de
viviendas vacías y nuevas sin vender.
El gobierno, por decencia, por coherencia
y por humanidad, debe paralizar ya, las ordenes de desahucios, para todas
aquellas familias que no puedan hacer frente a las hipotecas por haber perdido
su puesto de trabajo, por encontrarse en el desempleo.
POR UN MUNDO MAS JUSTO, MAS HUMANO,
MAS SOLIDARIO
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