La apariencia es el aspecto
exterior de una persona o cosa, que en muchos casos es algo que parece y no
es, de ahí la frase de "que la apariencia a veces engaña". No
sientas vergüenza de no usar ropa de marca, de no tener el último modelo de
móvil, de no codearte con la aristocracia, con famosillos, o de no tener un gran coche, porque "vergüenza", es aparentar ser
alguien que no eres. Por desgracia vivimos en una sociedad donde eres lo que
aparentas y por ello te valoran, y donde una apariencia de alto standing se
transforma en poder de atracción de compañeros y
extraños, lo que obliga a muchos jóvenes y no
tan jóvenes a aparentar lo que no son, aunque para
ello tengan que privarse de cosas necesarias, con el
objeto de que puedan igualar a los demás. Esta
sociedad materialista y consumista, nos hace ir
contra natura, donde predomina la hipocresía, la
apariencia y la crueldad, donde siempre hemos
aspirado a tener lo de los demás, por el que dirán.
Nuestra mente y el modelo de nuestra sociedad ha
experimentado a lo largo de la historia avances que
han supuesto un paso adelante, para retroceder
seguidamente dos, en un ciclo continuo, donde la
evolución ha quedado estancada desde la época de las
cavernas. Y así nos complace engañar,
aparentando lo que no somos.
Pero defectillos aparte,
¿quien esta libre de un poquito de vanidad?. ¿Quien se puede resistir a figurar con
personalidades de la política, la música, el cine o la
misma corona? ¿Quien
se resiste a salir dando la mano a la Reina, aunque
sea a la Emerita, en cualquier celebración o entrega
de premios?
Porque la
apariencia en este país señores, todavía da prestigio y uno cubre su
ego, su minuto de gloria y su vanidad de cara a la galería, aunque en el
fondo solo seas un simple mortal. Existe otra
apariencia de vanidad y es la que haces por amor propio
y te pones presentable
para los demás, como forma de cortesía, sin
intención de ganar
popularidad, sino de guardar las normas y tener buena
empatía en sociedad.
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